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Thursday, May 2, 2024

Reyes Monforte nos presenta ‘La condesa maldita’

Reyes Monforte es periodista y escritora de gran éxito desde su aparición en el panorama literario con Un burka por amor (2007), de la que se han vendido hasta la fecha un millón y medio de ejemplares. En su última novela recientemente publicada, La condesa maldita (Plaza & Janés), rescata del olvido a una mujer bella, enigmática y seductora, deseada por todos y célebre por el primer gran juicio mediático internacional que protagonizó a principios del siglo XX. Las más de 800 páginas del libro atrapan desde su arranque y hasta las últimas líneas gracias a la habilidad de la autora para tejer y narrar una trama apasionante. Hablamos con ella sobre la condesa Tarnowska.

– ¿Cómo diste con un personaje tan apasionante como la condesa Tarnowska?

La conocí por casualidad, cuando un amigo que vivía en Venecia me llevó al palacio de Maurogonato, el lugar donde se cometió el crimen que conmocionó al mundo a principios del siglo XX. Hoy en día es un hotel, su bar lleva el nombre de Tarnowska y es todo un templo dedicado a la condesa, decorado con sus fotos, recortes de periódico, las imágenes de sus amantes, de las víctimas, de las armas utilizadas, del juicio, etc. Me quedé impresionada y ya entonces mi amigo vaticinó que terminaría escribiendo una novela sobre la condesa Tarnowska. No se equivocó, pues me atrapó por completo su historia y pronto comencé a investigar para que esta novela sea hoy una realidad.

– María era una joven rebelde, atrevida y caprichosa, que manipula y se aprovecha de su belleza y magnetismo, pero se le fue de las manos. ¿Cómo fue ese proceso?

Cuando era una niña, esa fascinación que provocaba en todos era como un juego que le divertía. Al crecer y ser más consciente de su belleza, entendió pronto que el poder de seducción era el único que podía tener una mujer en aquella época.

Ella era una privilegiada, descendiente de la reina de Escocia María Estuardo, miembro de una de las familias aristocráticas más influyentes de Rusia y cercana a la corte de los zares, pero, de la noche a la mañana, se convirtió en se convirtió en la femme fatale de la Belle Epóque, en la protagonista del primer true crime del siglo XX, en una devoradora de hombres, en una hechicera.Pasó de ser una celebridad a ser lo peor, la “Circe moderna”, como la calificó el New York Times.

– Baudelaire, Dumas, Edgar Allan Poe, Flaubert, Víctor Hugo… hay mucha literatura en la novela. ¿Ciertas lecturas condicionaron la visión de la condesa sobre el amor?

Se escapó de casa cuando tenía 16 años para huir de la autoridad paterna y casarse con un crápula, un mujeriego con el que todo el mundo le decía que no se casara. Fue este hombre, el conde Tarnowski, quien la introdujo en el mundo de las orgías, la prostitución, el masoquismo, las drogas, etc. Dada su tierna edad entonces, ella pensaba que eso era lo normal dentro de un matrimonio y, además, lo había leído en La venus de las pieles, Madame Bovary y en Las amistades peligrosas. Su juventud y esas lecturas condicionaron su percepción de lo que estaba viviendo.

Así fue hasta que se vio dando a luz en el baño de un hotel mientras su esposo estaba con varias mujeres. A partir de ahí es cuando ella decide que nadie le va a controlar ni a decir lo que debe o no debe hacer, va a ser ella la que manipule y la que controle, la que diga a los demás lo que tienen que hacer. Ese es el punto de inflexión que cambia a la condesa y que explica su comportamiento posterior, por eso quise contar su historia desde el principio, para que los lectores entendieran mejor qué le hizo cambiar de actitud.

– ¿Cómo definirías el “alma rusa” de esta época a caballo entre el siglo XIX y XX que tanto aparece en tu novela?

No es fácil definirla, pero está muy presente en las obras de Dostoievsky, Tolstói, Pasternak y otros grandes escritores rusos. Se podría decir que es esa la cualidad que tienen los rusos y que les hace amar con la misma pasión con la que mueren: “te quiero tanto que soy capaz de matar”.

Son vidas llevadas al límite, muy de película pero que sí se dieron realmente en esta época. Se ven, por ejemplo, en Ana Karenina o Doctor Zhivago.

– “Vive y sal ilesa”, le dice siempre su tío… ¿Lo intentó, pero era casi imposible en aquel tiempo para una mujer tan bella y deseada por todos?

Lo intentó y, dentro de todo lo malo que le aconteció, sí que salió ilesa. Su vida tuvo luces y sombras, como todas, vivió muy bien y luego cumplió condena por su implicación en el asesinato de su prometido. Pero continuó con su vida al salir de la cárcel y no se acobardó, siguió siendo como era.

Lo único que hizo fue cambiarse de nombre, pues el de condesa Tarnowska había quedado muy marcado por ese primer juicio mediático de la historia que ocupó cientos de páginas y portadas en todo el mundo, incluida España.

– Lucrecia Borgia, Cleopatra, Lady Machbet, femme fatal, la “Circe moderna”… muchos fueron los símiles empleados por la prensa de la época para denominarla. Si la condesa hubiera vivido hoy, ¿habría sido más víctima que culpable?  

Para la prensa de la época, esta mujer fue un caramelito. Querían saber todo sobre la condesa Tarnowska, cualquier detalle o gesto era ampliamente comentado y publicado en los principales periódicos, atrapados por esta bella mujer y el efecto que causaba su presencia. Ese poder de seducción, del que muchas veces ella no era consciente, motivó que se eligiera a un juez de 75 años para que así, supuestamente, no sucumbiera a sus encantos; también, uno de los miembros del jurado tuvo que ser apartado porque se enamoró de la condesa; y uno de los carabineros que la escoltaban diariamente al juicio tuvo que ser separado del servicio porque también se enamoró de ella e incluso planificó un plan de fuga. Como decía su abogado defensor, ¿qué culpa tiene ella de lo que provoca en los hombres? Alegaba que no era culpa suya, sino de la mente perversa de los hombres y de los prejuicios de la sociedad de entonces.

Si hubiese vivido ahora, habría provocado la misma fascinación que a principios del siglo XX, pero con mucha mayor dimensión. Entonces sólo existía la prensa, imagínate ahora con las televisiones, las radios y las redes sociales, sería una locura.

En cuanto a lo de víctima o culpable, eso es algo que flota en toda la novela y hace que te plantees muchas cosas al conocer su historia. Quizás pueda resumirse en esta frase: los malos no son tan malos ni los buenos son tan buenos. Muchos lectores desarrollan una empatía hacia la condesa, llega un momento en que la entienden pese a haber sido condenada.

– Los estudios de Freud influyeron poderosamente en la condesa y estuvieron presentes en aquel juicio tan mediático. ¿Los traumas del pasado y las adicciones comenzaron a tenerse muy en cuenta a partir de entonces en los juicios?

Fue el primer juicio en el que se admitieron los preceptos del psicoanálisis freudiano, la salud mental como eximente, además de las drogas y el consumo de alcohol como atenuantes. Por eso la sentencia de la condesa se vio rebajada de manera considerable al ser adicta a la morfina, la cocaína, la heroína y también tener afectada la salud mental. En su rama materna la locura estaba bastante presente con dos tías internadas en psiquiátricos y, los propios especialistas que la examinaron, sobre todo los ginecólogos, remarcaron mucho su condición de víctima producto de su primer parto, cuando sufrió un envenenamiento de la sangre que afectó a su capacidad mental.

Estos aspectos de la salud mental del encausado se tuvieron en cuenta por primera vez en este proceso judicial a principios del siglo XX y siguen hoy en día muy presentes en los procesos judiciales.

– El alegato final de su abogado no es sólo en defensa de la condesa, sino de todas las mujeres que se ven señaladas y acusadas mientras los hombres se van de rositas. ¿Todo un discurso feminista a principios del siglo XX?

El abogado era el mejor de Italia y quiso presentar a su defendida como víctima de la mente perversa de los hombres, de los prejuicios de la sociedad y de los problemas de salud. Planteó con contundencia que si la condesa hubiera sido un hombre no estaría en el banquillo de los acusados.

De hecho, el conde Tarnowski, su exmarido, se fue de rositas tras matar al amante de la condesa, el único hombre al que ella amó de veras. Si eras un hombre, la defensa del honor en aquel tiempo estaba por encima de todo.

– ¿Cómo escribe Reyes Monforte?

Me marco un horario mínimo de ocho horas al día. Es casi como un trabajo de oficina, te levantes, desayunas y empiezas a escribir, mañana, tarde y, si se da bien el día, puedo prolongar también por la noche. Como tengo muchas ganas de contar la historia, me levanto con muchas ganas de ponerme a escribir.

Por lo demás, no tengo especiales manías. Con tener un café al lado y algo dulce, ya soy feliz. Eso sí, necesito silencio, nada de radios, música o televisión.

– Por último, ¿por qué recomendarías leer La condesa maldita?

Van a ser seducidos y quedarán totalmente fascinados con la historia de la condesa Tarnowska. Incluso muerta y desde el más allá sigue con ese poder de seducción que nos atrapa a todos.

El director Luchino Visconti se obsesionó con llevar esta historia a la gran pantalla. Tenía ya el título Muerte en Venecia, pero Mussolini se lo impidió porque la vida de esta mujer no era un buen ejemplo para las italianas. Luego siguió intentándolo, escribió el guion que he podido leer y contrató a Romy Schneider para dar vida a la condesa Tarnowska y a Marcelo Mastroiani para dar vida a uno de sus amantes, pero murió sin poderlo llevar a cabo.

Todo el que se acerca a la historia de esta mujer queda fascinado de una manera o de otra.



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