Calidad sobre cantidad
Otro de los puntos importantes de quienes apuestan por un estilo minimalista en su forma de vestir, es alejarse del fast fashion. Es decir, de aquellas prendas generalmente asequibles, que se producen en enormes cantidades, de calidad baja o media, que generalmente no duran más de un par de años en nuestro armario debido a su rápido desgaste. Lo ideal es priorizar la calidad por encima de la cantidad, invertir en piezas buenas que podamos utilizar durante años (como las que llevaban nuestras abuelas o nuestras madres, y que décadas después, todavía continúan en buen estado e incluso han pasado a formar parte de nuestro armario), confeccionadas en tejidos más nobles como el cashmere, lana, algodón… Todo ello, claro está, dentro de las posibilidades de cada uno.